La extraña intersección entre 1999 y el 2000
¡Ojo! si tienes menos de 30 años quizá no logres entenderme
Hace apenas unos meses, los que habitamos este lado del mundo, estuvimos a merced de la implacable ira de la "madre" naturaleza. Esta inconsciente e impersonal progenitora, logró sacar a flote muchas de nuestras escondidas bajezas, y también algunas luminosas muestras de la escurridiza nobleza humana.
Me estoy refiriendo al "Niño Costero", fenómeno climatológico que causó diluvios que asustarían al mismísimo Noé.
Aguaceros y aludes que destruyeron hogares, mataron personas, y dejaron en el desamparo a muchas familias en varias ciudades y pueblos del norte del Perú.
La principal urbe del país, Lima, también fue afectada por el fenómeno, que causó graves problemas de abastecimiento de agua potable para los casi 10 millones de habitantes, a consecuencia de los huaicos que cayeron en la cuenca media del río Rimac.
Eres tan frágil
Podría extenderme dilucidando sobre lo que dejó entrever esta desgracia, "¿y qué fue?", preguntarás. Fácil: la extendida corrupción y la total falta de consciencia ambiental de nuestras autoridades, y de nosotros mismos.
Pero, vamos, que de eso no va esta entrada.
Si mencioné el tema del destructivo fenómeno, fue sólo para enfocarme en algunos ligeros efectos que yo logré experimentar, no sólo esta vez, sino en las demás situaciones en las que nuestra moderna civilización, parece venirse abajo cual castillo de naipes cuando la naturaleza ataca.
Yo estuve por Lima cuando el cálido "Niño Costero" se estacionó frente a las costas peruanas, y el efecto más "terrible" que soporté fue estar sin agua por varias horas.
Así es, fui de los pocos afortunados que no necesitaron caer en la locura de comprar agua embotellada en los centros comerciales como si del fin del mundo se tratase.
Esta carencia del líquido vital no es nueva, ni tan desesperante para mí, ya que yo provengo de un pequeño pueblo costero a 200 kilómetros al norte de la capital, y que como todo pequeño pueblo en este país, aún sufre serias restricciones de agua potable, y demás servicios, como el desagüe y la energía eléctrica.
Entre la X y la Y
Mi tolerancia a la escasez de servicios básicos no sólo se gestó por vivir en un pueblito con marcadas carencias, o al aprender a viajar como "mochilero hippie" recientemente (ver AQUÍ), sino también por haber nacido y crecido en una época más sencilla.
Algunos "expertos" en clasificar a las generaciones humanas me colocarían en la llamada Generación X, pero otros me posicionarían en la Generación Y.
Es muy difícil saber exactamente a qué "grupo" pertenezco, pues ando por los límites, además vivo en un país al que denominan del "Tercer Mundo", y ese detalle cambia todo.
Lo único que sé, si doy una rápida mirada a mi pasado y la comparo con este alocado presente, es que mi niñez fue orgullosamente mucho más "primitiva" y paciente.
Y a diferencia de mis padres, la adquisición y manejo de las nuevas tecnologías fue y es para mí un proceso natural y sin resistencia.
La única cualidad que creo poseer frente a los jóvenes de hoy es saber cómo es una niñez y pubertad sin Internet, ni celular inteligente, ni tabletas, ni televisión satelital, ni Netflix, ni Spotify, pero tengo un límite, jamás sabré como es vivir de esa manera en la edad adulta.
Mil novecientos noventa y nueve ¡oh sí!
Mi paso a la era digital y súper mega hiper conectada llegó a mí en ese bendito año, en pleno apogeo adolescente, cuando el sistema operativo de la computadora de mi padre cambió al mítico Windows 95, y la enciclopedia Encarta me hacía olvidar los voluminosos 8 tomos de mi pesada enciclopedia de la ciencia y la tecnología.
Era el ambiente propicio para la llegada de la Internet, la mayor transformadora de vidas en toda la historia de la humanidad.
Ahora, déjame retroceder en el tiempo mientras juego Wolfenstein 3D:
La culpable de este cambio ha sido la televisión por cable, ese genial invento que nos permite ver canales tan interesantes como Discovery Channel, History o MTV. ¡Adiós interferencias, adiós canales limeños y adiós a mi antena de bambú de 5 metros de altura!
Acaba de caernos la noche, y en la única televisión que tenemos en casa, están transmitiendo el festival de Woodstock, ¡asu! ¡los Red Hot Chili Peppers sí que están locos! cómo puede ese hombre salir desnudo...
Está muy entretenido todo, pero me tiene inquieto aquello del Internet. Un técnico vino esta mañana a instalar unos extraños artilugios dentro del CPU. Estos permitirán conectarnos mediante nuestra recientemente adquirida línea telefónica, a eso que llaman Internet.
¡Vaya sonidillo que emite la cosa esa!
Me intriga eso del chat, es lo único que sabemos de esta rara tecnología que nos acaba de mostrar el técnico, ¿chat?
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¡Caramba!, recordar esos años me ponen muy nostálgico. Sabes estimado lector, mi hermano mayor era el principal transgresor de la reglas de mi padre en aquellos días.
"¡No se conecten hasta que regrese del trabajo!", era la orden. Pero las reglas están hechas para romperlas, dicen, y era lo que hacíamos:
Para empezar, necesitábamos ingresar al "portal mágico":
... y luego teclear:
http://www.fullchat.com
(esta web ya no existe, ni siquiera sé si esa era la dirección)
Y desde esa fecha, y a pesar de los problemas en los que nos metimos (a mi padre le llegó un recibo de teléfono de 600 soles porque no existía tarifa plana), no volvimos a desconectarnos del ciberespacio, a pesar que las cabinas de Internet, en sus inicios cobraban 30 soles la hora. Meses después bajaron a 5 soles, y en el año 2000 comenzaron a proliferar como hongos.
Es imposible para mí imaginar una adolescencia y primeros años de mi juventud sin los chats (Fullchat, El Chat, Yahoo Chat, Terra Chat, etc.), o sin el MSN Messenger, o el MySpace, o el correo de Hotmail.
Estuve presente en ese periodo de transición, cuando ya era posible relacionarse con gente de otros lugares del Perú y del mundo, mientras aún usaba El Navegante, una pequeña revista física que venía gratis al comprar el diario Expreso, en ella venía una no tan extensa lista de páginas web interesantes, era el Google de aquellos años, ya que el buscador AltaVista, el más popular en ese año, era para mí muy confuso de usar.
Estuve presente en ese periodo de transición, cuando ya era posible relacionarse con gente de otros lugares del Perú y del mundo, mientras aún usaba El Navegante, una pequeña revista física que venía gratis al comprar el diario Expreso, en ella venía una no tan extensa lista de páginas web interesantes, era el Google de aquellos años, ya que el buscador AltaVista, el más popular en ese año, era para mí muy confuso de usar.
Fusión celular (móvil)
Los que realmente saben cómo es vivir sin la Internet en la edad adulta son mis padres, ellos pasaron sus años mozos usando el correo físico, la televisión, y las incipientes líneas telefónicas. Para mí es difícil imaginar una vida así, pues prácticamente mi vida social preadulta giró en torno a la Internet desde los 18 años. Comencé usando las salas de chats, que me permitieron conocer amigos virtualmente, y cuando aparecieron las redes sociales estas amistades pasaron de la pantalla a la vida real.
Hoy con los celulares inteligentes es más sencillo aún. Puedo asistir a eventos organizados por mis amigos o extraños vía Facebook, o usar aplicaciones como el Joinnus para actividades de ocio. También puedo tener charlas trasatlánticas con una de las protagonistas de este blog, Caroline, usando el Telegram, o puedo subir videos a YouTube, o publicar mis pensamientos en la web, como este que estás leyendo ahora mismo desde la palma de tu mano.
Aún así, soy consciente de que todo esto puede cambiar con mucha rapidez. Esta actual dependencia hacia los celulares, el Facebook, o los servicios de Google, tarde o temprano desaparecerán, y se convertirán en otra cosa que no soy capaz de imaginar.
Nada dura para siempre, un ejemplo de ello es el desaparecido MySpace, antigua red social que fue casi tan popular como el Facebook. Hoy sólo es una olvidada web tipo SoundCloud, metamorfosis que causó una dolorosa eliminación de todos los perfiles personales (el mío incluido) dejando en el limbo todas mis fotos, comentarios y mensajes sin que pudiera hacer algo para conservarlas.
Nada dura para siempre, un ejemplo de ello es el desaparecido MySpace, antigua red social que fue casi tan popular como el Facebook. Hoy sólo es una olvidada web tipo SoundCloud, metamorfosis que causó una dolorosa eliminación de todos los perfiles personales (el mío incluido) dejando en el limbo todas mis fotos, comentarios y mensajes sin que pudiera hacer algo para conservarlas.
Es gracioso escuchar de algunos amigos míos, recomendaciones para que deje de usar Blogger, según ellos los alojamientos de pago (hosting) son muy seguros. Varias veces me han advertido que mi blog va a desaparecer porque algún día a Google se le puede ocurrir suprimir el servicio de Blogger... ¡pero vamos!, nada en este mundo virtual es seguro, y a menos que seas dueño de un servidor (la máquina física real), nadie puede tener la certeza de la continuidad de una web, aún si se paga por el alojamiento.
Lo que el viento se llevó
Y no sólo el alojamiento de una web puede desaparecer, las épocas, las generaciones, la tecnología... los recuerdos, todos llegan a su fin, quizá por ahí algunas personas o ideas que lleguen a trascender, sobreviviendo cientos o miles de años en el futuro, pero la mayoría queda perdida en el olvido.
Cómo me hubiera gustado, por ejemplo, leer algún escrito de algún abuelo o bisabuelo o tatarabuelo mío, y conocer su mundo interior. Algo distinto a leer un libro de historia en la escuela, además hay que ser bastante ingenuo para considerar a la historia oficial como algo totalmente verídico.
Sólo nos queda estimado y coetáneo lector mío, guardar con cariño en nuestras memorias cerebrales aquellos tiempos mas sencillos que no volverán. Recordar con cariño cuando alquilábamos películas en VHS, cuando escribíamos cartas a mano, cuando veíamos dibujos animados como los Gatos Samurai, cuando jugábamos en la calle, en el parque, o cuando grabábamos de la radio nuestra música favorita en un casete.
Para finalizar y conectar con lo que escribí al inicio de la entrada, hoy sólo queda rezar a todos los dioses para que en el próximo fenómeno de El Niño, las autoridades ya hayan solucionado el problema de los tóxicos relaves mineros ubicados en la cuenca alta del río Rimac, principal fuente de agua de Lima, ya que esta quedaría contaminada durante décadas si ocurriera un huaico, esto provocaría el colapso total de la ciudad, ¡no quiero ni imaginar!
Para finalizar y conectar con lo que escribí al inicio de la entrada, hoy sólo queda rezar a todos los dioses para que en el próximo fenómeno de El Niño, las autoridades ya hayan solucionado el problema de los tóxicos relaves mineros ubicados en la cuenca alta del río Rimac, principal fuente de agua de Lima, ya que esta quedaría contaminada durante décadas si ocurriera un huaico, esto provocaría el colapso total de la ciudad, ¡no quiero ni imaginar!
Toda la información sobre el tema de los relaves la puedes encontrar buscando en Google, ¡vamos "pulpín" que la Internet no sólo son memes en Facebook!, si fuera así, mejor nos hubiéramos quedado en los años de 1990 con un lapicero y mis 8 tomos de la enciclopedia de la ciencia y la tecnología.
¡Vamos! te animo a dejar tu huella en este efímero mundo virtual, ábrete un blog o sube un video, o encuentra la manera de dejar una huella en el mundo real... no sé talla una roca en tu jardín. 😆
Nos vemos por los caminos de la vida.
Comparto todo lo que dices, te felicito por tus reflexiones y tu Escrito, saludos cordiales desde las Islas Canarias, España.
ResponderBorrar¡Hola Branco!
BorrarMuchas gracias por tomarte el tiempo de pasar por aquí. Es bueno saber que al otro lado del mundo haya alguien que pueda comprender mis confusas reflexiones.
Un saludo desde Lima. :)
¡Me encanta Marco Antonio! ¡Cuántos recuerdos trae todo! Nuestros padres si que tienen mérito la verdad, o estudiar sin internet con enciclopedias enormes como dices y con el uso del único diccionario posible.
ResponderBorrarHecho de menos muchas cosas de no tener tecnología... Me da nostalgia, pues se han perdido muchas cosas...
¡Saludos caracoleros!
¡Hola Caracol Viajero!
BorrarQue bueno tenerte por estos virtuales lares guitarreros. :)
Es verdad, nuestros padres tienen harto mérito por haber hecho todas sus cosas sin tanta tecnología. Imagina, mi padre que estudió ingeniería me cuenta que todos sus complejas operaciones matemáticas las hacía con una regla de cálculo ¡¿regla de cálculo?! ¡que se me quema el cerebelo!
Yo también hecho de menos algunas cosas de mis tiempos noventeros, como las enormes enciclopedias o incluso el CD de Encarta 98, buscar información ahí era para mí algo místico, me sentía como un científico, aunque también me sorprende que haya podido sobrevivir con los disquetes de 3 1/2 de 1,44 MB ¡una locura! XD
Un abrazo :)
Buenas tardes,
ResponderBorrarMi nombre es Ana Dávila y trabajo en el área de comunicaciones de neuvoo para Perú. Estamos haciendo una búsqueda de los mejores blogs de Latinoamérica y nos topamos con el suyo. Neuvoo.com es un motor de búsqueda de empleo canadiense, actualmente en expansión en América Latina, presente en más de 60 países alrededor del mundo. Su blog nos llamó mucho la atención debido a que su contenido es relevante para lo que hacemos en nuestra compañía.
Nos interesaría saber si existe la posibilidad de publicar alguno de nuestros artículos en su blog. Todos se relacionan con la búsqueda de empleo y cómo hacerla más fácil para todos.
Gracias de antemano y quedo atenta a sus comentarios.
Saludos,
Ana Dávila
Telf:+15146125967 ext 081
ana.davila@neuvoo.com